Descubre cómo tu infancia ha boicoteado tu inteligencia emocional.
Todas las personas nacemos con las emociones básicas incorporadas:
El recién nacido siente amor por sus padres,
muestra alegría riendo ante las cosas que tienen colores o se mueven,
pueden sentir miedo al encontrarse solos,
rabia cuando se les quita el biberón
o tristeza cuando tardan en estar con sus padres.
Son las actitudes de los padres o las personas con las que se educa el bebé, las que encaminarán su manifestación. Es decir, cómo se comporte y reaccione el entorno a sus emociones, hará que el bebé vaya por el camino en el que utilice las emociones con su uso correcto, o no.
Es muy probable que los niños cuando notan que la expresión de sus sentimientos naturales no es comprendida, decidan sustituirlos por otros que sus padres aprueben aprendiendo así conductas poco sanas e inapropiadas. Y es por este motivo que muchas veces confundimos y no sabemos detectar qué estamos sintiendo, ya que un típico enfado puede estar escondiendo tristeza o un miedo puede estar ocultando frustración o desilusión.
Desde pequeños se aprende a llamar la atención y nos quedamos con las acciones que nos fueron útiles.
Los falsos sentimientos se utilizan para manipular a los demás: el victimismo, la lástima, la pena, etcétera.
Además, cuando un sentimiento está prohibido en un entorno, se sustituye por otro permitido.
Piensa por un momento:
¿qué sentimiento estaba prohibido en tu familia durante tu infancia?
¿en tu casa se podía llorar y te entendían?
¿en tu casa se podía reír a carcajadas sin decirte que no hicieras escándalo?
¿se demostraba el amor?
Los sentimientos también se pueden transmitir cuando el adulto una y otra vez los repite delante del niño. Por ejemplo, si desde pequeños vemos que en nuestro entorno predomina el enfado, con el tiempo tenderemos a enfadarnos.
Mediante los mensajes que dan los padres y con la información que deducen los hijos, estos deciden maneras de sentir y comportarse y, de esta forma, tu inteligencia emocional está alterada.
La decisión infantil acompaña la vida del adulto salvo si éste se da cuenta y decide otra cosa.
Todas las personas pueden cambiar sus sentimientos y las conductas que las hacen sentir mal y que perjudican sus relaciones con los otros.
De cara a relacionarnos con los otros:
Las personas necesitamos compartir la alegría y la reciprocidad del amor.
Cuando una persona tiene miedo necesita protección.
La conducta apropiada ante una persona triste es la comprensión.
Cuando una persona siente rabia lo que precisa es que su entorno se la permita expresar y que la comprendan.
Todos tenemos derecho a estar sanos, felices y sentirnos bien, podemos conseguirlo HOY cambiando las decisiones que hicimos en nuestra infancia.
No se trata de cambiar toda la personalidad, solamente hacer pequeños ajustes, poco a poco.
Como me habéis comentado y soy consciente de que puede ser complejo el dominar ciertas emociones en determinadas situaciones, ... ¡¡te voy a ayudar a ello!!
¿Cómo?
𝐒𝐎𝐑𝐓𝐄𝐎 una 𝐌𝐚𝐬𝐭𝐞𝐫𝐂𝐥𝐚𝐬𝐬 en la que veremos que situaciones quieres mejorar que a día de hoy te impiden estar todo lo bien que te gustaría.
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¡¡Compártelo con aquellas personas que sabes que le vendrá bien!!
Identificando y dándonos cuenta de nuestros sentimientos y conductas podemos completar nuestro crecimiento personal.