La ranita sorda
Aquí os dejo una breve historia de ranitas, pero en este caso no hay príncipes que aparecen tras besarlas….¡hay algo mucho mejor! :)
Varias ranas iban amenamente caminando y dos caen en un hoyo muy profundo. Al verse en la fosa ambas empiezan a saltar para intentar salir del hoyo. Aunque hacían su máximo esfuerzo les resultaba muy difícil lograrlo. Un rato después, viendo su desesperación las ranas que estaban arriba perdieron la esperanza y comenzaron a gritarles que no lo siguieran intentando, que era en vano, que era imposible salir de esa fosa tan profunda.
Luego de un gran esfuerzo, una de ellas se entregó, dejó de intentarlo y murió de agotamiento. Por el contrario la otra rana seguía y seguía saltando, cada vez más alto. Cuál sería la sorpresa de sus compañeras que al cabo de un largo rato, la ranita salió.

Cuando ellas empezaron a hablarle y preguntarle cómo había logrado esta increíble hazaña se dieron cuenta de que la ranita era sorda, ella siempre pensó que las demás ranitas la alentaban para que saliera de la fosa.
¿Cuántas veces has dejado de intentar algo porque nadie lo ha conseguido antes?
¿O porque te han dicho que iba a ser muy difícil conseguirlo?
Pero si vamos un poquito más allá, también podemos jugar a hacernos los sordos con nosotros mismos.
¿Qué pasaría si dejamos de escuchar nuestras voces internas que nos dicen “esto es imposible”, “no puedo con esto”, “no voy a ser capaz”, “no me lo merezco”,…?
Hay que estar atentos a estas voces para ver qué nos dicen y no dejar de actuar al escucharlas, sino entenderlas, ver qué información nos dan y ¡actuar para callarlas!