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Propósitos del año, ¿vas a tirar la toalla en febrero?

Aquí estoy haciendo mi lista de buenos propósitos para el 2018. ¿Y tú, cómo llevas la tuya? Ya has anotado ir al gimnasio, dejar de fumar, ponerte a dieta… vamos lo típico que siempre ponemos. Pero sé sincero:

¿cumples tus propósitos del nuevo año?

¿O cuando llega febrero desistes, tiras la toalla y olvidas ese listado?

Si este es tu caso, este artículo te interesa.

A mediados de enero sólo el 25% de las personas mantiene sus buenos propósitos, pero seis meses después esta cifra mengua hasta un 5%. Así que si es lo que te suele ocurrir a ti, no te sientas mal por ello, no eres la única persona a la que le ocurre.

¿Por qué pasa esto?

Para el cerebro es agotador incorporar nuevos hábitos, lo sencillo es continuar con sus rutinas.

Entonces, ¿cómo solucionarlo? Primero, planteando los objetivos de manera correcta y segundo, entrenando la voluntad y la motivación. Por lo que, puede que sea difícil si no conoces la manera de hacerlo, pero no es imposible cunado te enseñan la manera correcta.

Está claro que a veces parecemos incoherentes, ya que una cosa es lo que queremos y decimos que vamos a hacer, y otra diferente, es lo que terminamos haciendo. Por ejemplo, estás deseando dejar de fumar pero no encuentras el día oportuno. Quieres llevar una vida más sana, pero continúas con tu vida sedentaria. ..

La buena noticia es que como humanos somos libres y la voluntad es la clave: La ausencia de voluntad hace que cuando tengamos que tomar una decisión nos pueda lo inmediato, que pensemos únicamente en los beneficios presentes y no tengamos en cuenta las consecuencias, o no veamos más allá. Nos hacemos esclavos de nuestros instintos y dejamos de ser libres, porque la mente sin voluntad se anula en la acción.

Fuerza de voluntad, esfuerzo, disciplina o sacrificio… ¿Te suenan? Sí, pero nos las ponemos en práctica en demasiadas ocasiones. Tal vez el responsable es que vivimos en una sociedad en la que predomina la cultura de la inmediatez. Lo quiero todo ya. Y aquello que me produzca un sacrificio o que requiera de mi voluntad lo descartamos. Este tipo de actuaciones tiene repercusiones en el cerebro. Además, la fuerza de voluntad opera como un músculo: se fortalece con la práctica, se fatiga con el uso excesivo o se atrofia con la falta del mismo. Para tener este músculo sano es fundamental conocer el ¿para qué de nuestro propósito? y tenerlo siempre muy presente.

Trabajar la fuerza de voluntad y la motivación es clave para conseguir tus propósitos del nuevo año. Si quieres conocer algunos consejos para lograrlo, ¡no te pierdas el artículo de la semana que viene! Y muy pronto...¡TALLER! donde aprenderemos, entre otras cosas, la manera correcta para plantearte tus objetivos y no abandanarlos!! :D (Pregúntame si quieres más info)

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