Mensajes limitantes en la infancia
¿Cuántas veces te has sorprendido a ti mismo diciendo:
“Acabo de hablar como mi padre?"
"¡Pero bueno, si estoy actuando como mi madre!"?
Aunque a veces nos cueste o sorprenda reconocerlo, de pequeños integramos a nuestros padres dentro de nosotros.

Esto es debido a los mensajes que nuestros padres o personas de referencia nos transmitieron de manera directa o indirecta, ya fuera con cosas que nos decían o por hechos que nos indicaban lo que estaba bien o mal según su criterio. De tal manera que poco a poco fueron proyectando su percepción del mundo sobre nosotros. Es decir, nos enseñaron a ver el mundo desde sus ojos, con sus miedos y sus limitaciones.
¿Qué hubiera pasado si te hubieras criado en otro entorno? Con otros criterios de lo que es correcto y no lo es, con otros tipos de miedos o sin ellos…
Por lo tanto, estos mensajes tienen un efecto profundo en el desarrollo de nuestra identidad y en la medida en que nos permitimos ser totalmente nosotros mismos.
Por lo general, los mensajes limitantes (conscientes o inconscientes) recibidos durante la infancia se pueden agrupar en nueve tipos:
"No está bien cometer errores".
"No está bien tener necesidades"
"No está bien tener sentimientos de identidad"
"No está bien ser demasiado práctico ni demasiado Feliz"
"No está bien sentirse a gusto en el mundo"
"No está bien confiar en sí mismo"
"No está bien depender de alguien para nada"
"No está bien ser vulnerable ni confiar en alguien"
"No está bien hacerse valer"
No todos recibimos todos los mensajes, pero suele haber uno de ellos que nos afecta de manera especial. ¿Cuál es en tu caso?
¿Cómo serías si no hubiera existido ese tipo de mensaje en tu infancia?